Expedición Rosario – La Paloma (Uruguay)

800 km Río Paraná – Río de la Plata – Mar Uruguayo

La idea la teníamos hace mucho, navegar por el gran rio Paraná hasta que mezcle sus aguas en el mar.

Luego de muchas expediciones a la Patagonia argentina y chilena gracias a una invitación de unos amigos rosarinos nos embarcamos hacia el litoral. El proyecto era físicamente ambicioso, navegar desde Rosario hasta la Paloma Uruguay (800km) en 22 días. Por suerte los rosarinos se encargaron de todos los permisos necesarios por parte de Prefectura argentina/ uruguaya y el 23 de marzo zarpamos desde la costa rosarina del Paraná hacia el mar.

El primer tramo fue grandioso, volví a navegar por ríos y riachos llenos de vida, garzas, carpinchos, bogas, sábalos, bosques de sauces, ceibos y timbóes. Volviendo a compartir el rio con los pescadores dueños del litoral. Así en 6 días de remo llegamos a Guazú-Guazúcito (desembocadura del rio Paraná en el rio de la Plata) donde hicimos los trámites de migraciones y aduana para cruzar el gran río de la Plata hasta Carmelo Uruguay.

El cruce del gigante fue tranquilo un poco de viento sur pero nada para alarmarnos. Llegamos a Carmelo a última hora, hicimos los trámites y buscamos un lugar para dormir en el corazón del pueblo. Uruguay es un país muy hospitalario donde siempre nos dieron una mano para dormir y abastecernos de provisiones. Cuando uno viaja en kayak y llega a las ciudades por el agua todo cambia, la gente que habita en las costas siente y vive las tradiciones náuticas como la amarra de cortesía.

La costa del Río de la Plata uruguaya es muy linda y desolada. Arena blanca y cientos de canteras de granito de donde sacaron los adoquines de Buenos Aires. Pueblos costeros y pescadores disfrutan de estas inmensas playas. Llegó la famosa sudestada de la cual no podíamos zafar, prefectura nos informa de vientos del sur-este fuerza 6, en criollo grandes olas y un río embravecido.

El río de la Plata es gigante, la llegada a Montevideo fue extraña. El frente de la ciudad es de unos 40 km sobre el río, era casi imposible cruzarla en un día y no tener que parar en sus alrededores (suele no ser agradable parar en las afueras de ninguna ciudad). Una parada en el centro (casco histórico) y por último otra vez azotados por una sudestada entramos en el Yacth Club de Montevideo acogidos por la gran amarra de cortesía a viajeros aventureros.

La llegada a Punta del Este fue para nosotros la esperada llegada al Mar, realmente el río cambia, ya que veníamos desde hacía mucho remando por agua salada y nos preguntábamos por qué el límite del río de La Plata era Punta del Este. En el faro de Punta se produce el cambio real, toda el agua que viene por la cuenca del Paraná desde Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay se disuelve en el mar. De aquí en adelante las condiciones son marítimas.

Se dice que uno recuerda los viajes por los encuentros que vive en ellos, este puede ser el caso. Navegando por la Barra en medio del mar nos cruzamos de frente con Freya Hoffmeister (alemana) remando sus últimos km para terminar la primera circunnavegación de Sudamérica 26000 km 13 países en solitario. Para mi particularmente fue un encuentro importante, llevo hablando de ella y su viaje desde hace 4 años en todos mis cursos y charlas sobre kayaks. En el agua la saludamos y felicitamos, nos dio unas tarjetas firmadas y nos despedimos. Nos quedamos con sabor a poco, ya que nos hubiera gustado hacerle mil preguntas. Pero ella iba hacia el sur y nosotros hacia el norte.

Continuamos nuestro camino y de repente volteamos la vista y Freya estaba remando en dirección hacia nosotros. La esperamos, nos alcanzó y arreglamos compartir el campamento ya que eran cerca de las 5 y todos estábamos buscando lugar para parar. Llegamos a la costa todos juntos con algo de olas, desembarcamos y como siempre salimos a establecer contacto con los habitante para que no se asusten de nuestro campamento en plena playa. Por supuesto nos encontramos con gente muy buena onda y en cuestión de minutos teníamos leña, una mesa, nuevos amigos y la cena lista para compartir con todos. A esta reunión no sólo se sumó Freya con sus interesantes historias de viaje, sino que también nuevos amigos uruguayos y un grupo de surfistas curiosos que no entendían bien de donde veníamos. Comida casera, fuego, alegría y hasta un violín y sus melodías. Fue una noche especial para todos, incluso para Freya que publicó en su blog como algo atípico en su rutina de viaje el compartir la noche con cuatro alegres kayakistas argentinos.

Playas enormes de arena, grandes olas y pueblitos de pescadores nos acompañaron en estos últimos días hasta la Paloma. Justo cuando llegamos al final se levantó el conocido pampero, un viento fuerte que hace que el mar no sea nada amigable. Por suerte ya estábamos en tierra firme listos para emprender la vuelta hasta Bariloche. Para mi, particularmente, el viaje tuvo un significado especial, volver al litoral y llevar desde Bariloche nuestros dos modelos de kayaks hechos en nuestra ciudad. Jonok Ukumari y Maelstron que navegaron los 800 km de la mejor manera, demostrando su temple patagónico. Hechos en nuestra ciudad!